«Pues verás, yo vengo a consulta porque después de visitar muchos médicos me han dicho que esto es psicosomático». Así es como empiezan muchas consultas de personas que vienen derivadas de la medicina, buscando un último recurso para paliar una enfermedad y dolencia. Y sobre todo, buscando una explicación a porqué demonios somatizan. Psicosomático: la psique conecta con el cuerpo (el soma).
En las consultas de psicología, los terapeutas conocemos bien este fenómeno. El estrés sostenido, el miedo o la ira reprimidos, la ansiedad, la depresión… en resumen las emociones que generan más cambios químicos en el cuerpo si no son bien expresadas tienden a salir. Es como aquello que aprendíamos en el colegio: «La energía ni se crea, ni se destruye: se transforma». Pues la química del cuerpo, si la reprimimos acaba saliendo de otro modo.
En terapia solemos ver grandes dianas de expresión: problemas digestivos o de evacuación (reflujos, úlceras, colon irritable…), la piel y el pelo (psorasis, eccemas, alopecia areata…) y el sistema cardiovascular (arritmias, hipertensión…). Pero el cuerpo utiliza también muchas otras formas de conexión para dar la alarma de que algo pasa.